navidad en madrid
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Navidad en Madrid, 2014.

La Navidad en Madrid.

Podría decirse que este año la Navidad llegó a Madrid a finales de noviembre, con el encendido de las luces navideñas. Pero no ha sido hasta el fin de semana pasado, cuando decidimos darle una oportunidad al “espíritu navideño” (hace tiempo que la Navidad no es una época especialmente esperada por nosotros) y pasar una tarde en familia típicamente navideña, en el centro de la capital. Y es que con un bebé en la familia (nuestro sobrino), estas cosas hacen ilusión de nuevo. A pesar de que la previsión del tiempo anunciaba lluvia durante toda la tarde del domingo, nos preparamos para las inclemencias climatológicas y allá que nos fuimos, paraguas en mano.

Nuestra primera parada fue el Belén de la Comunidad de Madrid. Es uno de los mas grandes y mas visitados. Cosa que no es de extrañar, ahora veréis por qué.

Se encuentra en la Puerta del Sol, en la antigua Casa de Correos, en su patio central. Se entra por la calle de Correos, y aunque en principio la cola nos pareció interminable, comprobamos que va bastante rápido.

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Lo instala la Asociaciación de Belenistas de Madrid, y este año hace un homenaje al Greco en conmemoración por el cuarto centenario de su muerte. Es un belén muy bonito, en el que se nota el trabajo y las horas dedicadas. Lo mejor son las escenas costumbristas, llenas de detalles.

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Aparte de estas escenas, las escenas religiosas también merecen un comentario especial. Aunque a mi, es lo que menos me llamó la atención.

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Escena del Nacimiento.

La entrada es gratuita, y está abierto hasta el 6 de enero, de 10:00 a 21:00. Exceptuando los días 24 y 31 de enero que cierra a las 18:00. Cierra el 1 de enero.

Tomar un chocolate en San Ginés es una parada obligatoria (eso fue lo que hicimos). Y eso se nota en las colas que hay para conseguir una mesa. Abrió sus puertas en 1890 como hospedería y cuatros años mas tarde se convirtió en churrería, lo que la convierte en una de las mas antiguas de Madrid. Se encuentra en el Pasadizo de San Ginés, muy cerca de la Puerta del Sol y al lado del teatro Joy Eslava. De hecho, se hizo conocida gracias a que a la salida del teatro, la gente se acostumbró a pasar tomando un chocolate con churros.

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Cuando hay mucha gente, como durante estas fechas, primero tienes que hacer la cola para pedir y pagar, una vez tienes el ticket, hay que buscar la mesa y darle al camarero tu pedido. Si sois muchos, conseguir sillas es complicado, pero solo hay que tener paciencia, porque al final, tiene su recompensa. El chocolate está riquísimo.

El precio de un chocolate con 6 churros o 2 porras es de 3,80€, y 2,5€ cuesta un chocolate solo. Está abierto los 365 días del año, 24 horas al día. surprised

Con la barriga llena, nos dirigimos a la Plaza Mayor. Donde se encuentra el típico mercadillo navideño, abierto hasta el 31 de diciembre, de lunes a jueves de 10 a 22:00 y hasta las 23:00 los fines de semana. Ahí podrás encontrar figuras y todo lo necesario para decorar en belén, un tiovivo, luces, y sobre todo mucho ambiente navideño.

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En medio de la plaza, debajo de la estatua de Felipe III, encontraréis también un belén. Con menos detalles que el de la Casa de Correos pero bien montado.

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Lo que más me gustó fueron las luces que decoran la plaza, diseñadas por Purificación García.

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Iluminación de la Calle Mayor, obra de Hannibal Laguna.

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La siguiente parada es imprescindible si vais con niños: el “mini-musical” de Cortylandia. Nuestro sobrino (de poco mas de un año) alucinó con el “espectáculo”, pero sobre todo, con todos los mayores que nos movíamos como locos cuando sonaba la pegadiza melodía “Cooortylandia, coortylandia, vamos…”

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Decidimos entonces ir hacia Callao, atravesando la Plaza de las Descalzas, subimos por la calle Postigo de San Martín, donde se encuentra la Chocolatería Valor, también muy conocida en la capital, y también muy recomendable.

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Pero dos chocolates en un día es demasiado, así que lo dejamos para otra ocasión y seguimos hacia Callao.

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Decidimos ir por Preciados hasta la Puerta del Sol para tomar ahí el metro. Y de paso, ver el árbol que aún no lo habíamos visto iluminado, este año (como el anterior) está patrocinado por Loterías del Estado. Pasamos por debajo de él, hicimos unas fotos de la plaza iluminada, y entramos al metro de vuelta a casa.

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Realmente fue una tarde muy completa y divertida. Nosotros la disfrutamos muchísimo gracias en parte a ver la cara de “alucine” de nuestro “sobri” en todo momento. Pero también a que pasear por Madrid siempre es un placer, pero he de reconocer, que estos días gana un poco más. Por cierto, que la lluvia nos respetó y empezó a llover cuando nos íbamos a casa. Tuvimos suerte wink

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